EL 'PROFE' ALBERTO GAMERO CUMPLIÓ CON SU META: LA ESTRELLA

 

Foto: EFE

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El técnico del Deportes Tolima había estado varias veces cerca de ganar la Liga con ese club

Alberto Miguel Gamero Morillo terminó una feliz tarde en Ibagué con el pelo totalmente blanco. No fue de la preocupación. No fue por los años de experiencia en el fútbol, que lo tienen ya con un título como jugador y tres como director técnico. Fue por la cantidad de harina que lanzaron los hinchas del Deportes Tolima en el desfile que comenzó en el aeropuerto Perales y terminó en el estadio Manuel Murillo Toro, un escenario que nunca ha podido ver una vuelta olímpica del equipo en vivo. Las dos coronas del vino tinto y oro en la Liga (2003-I y la del sábado) y la de la Copa Colombia (2015) las dio como visitante. Esa puede ser una asignatura pendiente, pero ahora eso no es algo que preocupe tanto.

En ese mismo estadio, Tolima perdió 0-1 con Nacional, el miércoles pasado, y el título del primer semestre de 2018 parecía perdido. Esa misma noche, Gamero comenzó a preparar la operación para la remontada, que se dio con un gol en el minuto 93 y una tanda de penaltis en la que, otra vez, y como ya había ocurrido frente al Medellín en semifinales, su equipo fue efectivo: no falló ningún cobro.

Desde allá yo lo tenía metido ya. Y yo les decía a ellos: ‘esto es de machos, de varones

“Nosotros desayunamos el jueves en el hotel y luego me fui a entrenar con los suplentes. Ahí preparé el partido con (Julián) Quiñones, que no jugó el partido en Ibagué, y con (Carlos) Robles. Desde allá yo lo tenía metido ya. Y yo les decía a ellos: ‘esto es de machos, de varones’ ”, contó Gamero, ya con la medalla de campeón en su poder, en la sala de prensa del estadio Atanasio Girardot. El equipo se quedó la noche del sábado en Medellín y apenas pudo llegar a Ibagué ayer por la tarde, tras una escala en Bogotá. 

Si alguien sabe algo de carácter, de finales, es Gamero. En 1988, como jugador, también se coronó como visitante, con la camiseta 14 de Millonarios, en un partido bravísimo frente al Junior de Barranquilla, y a la espera de otro resultado, el del partido entre Santa Fe y Nacional, en Bogotá. Los dos partidos terminaron empatados y los azules dieron la vuelta olímpica en el Metropolitano. 

El único título que Gamero ganó cerrando en casa fue el de la Liga 2018-I, al mando del Boyacá Chicó. En esa final le sacó un empate al América en Cali, en un partido que aunque pudo haber ganado, fue terminado por el juez Wílmar Roldán en pleno ataque de su equipo. Perdió no obstante el gol de Anuar Guerrero que no contó, ya que el silbato del juez sonó antes de terminar la acción. En Tunja también empataron y también fue campeón en desempate. La Copa Colombia de 2015 se la ganó a Santa Fe en El Campín.

Vamos a preparar el partido, no me interesa si hay gente viendo

Gamero metió rápidamente a su equipo en el cuento. Viajó a Medellín y empezó a preparar el juego de vuelta. “(El viernes) entrenamos en una cancha en Medellín, un favor que nos hizo el doctor Silva Meluk (expresidente del DIM); yo les decía: ‘Vamos a preparar el partido, no me interesa si hay gente viendo’. Los pelaos me decían: ‘Es que están grabando’. Pero no me importó. A mí lo que me tenía tranquilo es que los muchachos me decían que lo iban a voltear, y lo hicieron”, explicó. 

No era un tema fácil. Un par de minutos antes del gol de Danovis Banguero, Álvaro Montero, el portero que después detuvo dos cobros en el desempate, pudo haber anotado el 1-2. En la siguiente jugada, Nacional hizo mal el contragolpe y los perdonó. “El fútbol es así. Montero pudo haber hecho el gol, pero si Nacional piensa un poquito mejor en ese contragolpe me hace el gol a mí. Yo le había dicho a Montero: ‘No vaya, si le hacen el gol se mete en un lío conmigo grande’. ¡Eso lo hace uno en el último minuto, todavía faltaba mucho!” 

La angustia de los 90 minutos de la vuelta y la lucha contra la estadística, contra la incredulidad, contra el favoritismo de Nacional ya habían quedado atrás. “Yo les dije a ellos: ‘Ustedes no saben la historia que pueden hacer’. Y cuando estaban celebrando, ellos me respondían: ‘Profe, no lo vemos alegre’. Yo les respondí: ‘Es que ustedes no saben lo que han hecho, yo sí sé lo que ustedes hicieron’. Y ellos me responden: ‘Nosotros no, usted también, usted nos dirigía’. Pero yo sí sé lo que se hizo hoy, esto es grande”.

Este no es un título de una estrella. Se lo quitamos a Nacional, en un estadio repleto

Tolima dio una lección de carácter. Como el que tuvo Gamero en sus 539 partidos como jugador. “Si la Dimayor puede dar cuatro estrellas por este título, yo creo que las recibimos. Este no es un título de una estrella. Se lo quitamos a Nacional, en un estadio repleto”, se sinceró Gamero, que se quitó de encima una deuda que tenía pendiente y le había sacado canas: ganar una Liga con el Tolima. Ayer le entregó el trofeo a su hinchada en el Murillo Toro. Y si no celebró mucho el sábado, esta vez sí lo hizo.
 


 
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